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Desde hace años, la contaminación de las fábricas es una de las cuestiones que más afectan a los ciudadanos e instituciones públicas. Una de las más interesadas en este punto es la Comisión Europea, que define varias oportunidades para este sector. Una de ellas es el autoconsumo industrial, que será decisivo durante los próximos años.
Un centro de producción puede tener una huella de carbono excesivamente amplia, pero también controlarla y reducirla. Con esa propuesta, vamos a explorar distintas opciones que te interesarán. Con toda seguridad, tendrán cada vez mayor relevancia dentro de tu negocio, así que te invitamos a conocerlas.
El autoconsumo fotovoltaico industrial es una propuesta que cada vez tendrá más valor, pero ¿en qué sentido? Piensa que una fábrica puede ser capaz de generar la energía que consume por su propia cuenta. Esto es, sin depender del suministro convencional, tan solo con sus propios medios que, además, son renovables y ecológicos.
Generalmente, este tipo de sistemas están pensados para instalaciones domésticas o pequeños comercios. Pero ¿sabías que también pueden ser aplicables a pymes industriales, centros de producción de poca envergadura e incluso instalaciones más grandes?
Una industria que quiera incorporar el autoconsumo necesita un plan estratégico de instalación. El objetivo es que la inversión inicial se pueda amortizar en el menor tiempo posible. Por suerte, hay subvenciones para la instalación de placas solares en empresas y ayudas para el ahorro energético que contribuyen a recuperar antes el desembolso.
Partimos de que estos centros de producción pueden hacerlo tanto si están conectados a la red eléctrica como si pertenecen a una instalación aislada. En cualquier caso, deben contar con ciertos componentes fundamentales:
Por otro lado, se pueden incorporar soluciones de almacenamiento como baterías. Estas recogen el excedente generado y pueden verterlo hacia la red de suministro para compensarlo. Además, los seguidores solares hacen más eficiente este recurso al maximizar la energía que se obtiene del sol.
Por lo general, hay dos tipos de autoconsumo industrial. El factor más importante en esta diferenciación es la posibilidad de almacenar el excedente de energía generado. En caso de hacerlo, la empresa puede incluso compensárselo en la factura, por lo que recibirá un descuento en el importe total.
Esta primera opción no tiene compensación por sobrantes energéticos, es decir, solo se genera la cantidad que se puede consumir. Para ello, hay que optar por sistemas antivertido que previenen la compensación a la que hacíamos referencia antes. Este sistema es apto para aquellas naves industriales que estén aisladas y también para las que formen parte de una red de distribución.
Sin embargo, esto no significa que no puedan contar con baterías. De hecho, lo más probable es que sí las posean para adelantarse a los picos de demanda, que suelen ser calculados en función de las previsiones de venta.
Por otro lado, tenemos aquellas industrias que sí compensan sus excedentes. Están conectadas a la red eléctrica (no aisladas) y vierten la energía de más, con una fracción que se quedan para consumo propio. El sobrante se canaliza mediante la red convencional y es cuantificado por la compañía eléctrica.
Hasta hace varios años, el conocido como impuesto al sol impedía que los centros de producción pudieran recurrir a este mecanismo. No obstante, su derogación ha hecho que cada vez más empresas recurran a la compensación por excedente.
Este tipo de soluciones son aplicables a cualquier sector industrial y a toda la cadena de producción, desde el diseño inicial hasta la fabricación en sí. Incluso hay opciones para el transporte sostenible mediante los coches y camiones eléctricos.
Respecto a los requisitos, el primero de ellos es la superficie de cubierta. Hay que tener en cuenta su estado (si puede soportar o no una instalación de placas solares), la orientación de la fábrica y el entorno. En este último punto, el hecho de que haya grandes edificios alrededor podría impedir el aprovechamiento de la radiación solar.
Lo más habitual es que la empresa detecte las necesidades técnicas que presenta su superficie. Por ejemplo, identificando posibles daños en el techo de la estructura o buscando filtraciones de humedad. Además, hay fábricas que han tenido que eliminar el amianto (una tarea que es obligatoria por ley) para poder comenzar.
En el caso de que una empresa no reuna los requisitos para instalar un sistema de autoconsumo industrial, una alternativa son los PPA de energía, contratos de compravente de energía a largo plazo entre empresas proveedoras de energía y empresas compradoras.
En la actualidad, son tantas las ventajas del autoconsumo para las industrias que no podríamos dejar de mostrártelas. De hecho, la mayoría de ellas son aplicables también al ámbito doméstico, por lo que se trata de una solución clave para cualquier sector. Estas son las más relevantes más allá de lograr la eficiencia energética en empresas:
Llegados a este punto, te recomendamos que no veas el autoconsumo industrial como un desafío inabarcable, sino como una oportunidad de crecimiento. Cada vez son más las empresas que apuestan por los paneles solares, que puedes comenzar a instalar desde hoy en tu negocio. Después, descubre nuestra tarifa solar para empresas para que puedas reducir tu factura de la luz.
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