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El ahorro energético en la industria ha cobrado más relevancia que nunca en plena transición ecológica. La Unión Europea se ha propuesto reducir al 55 % las emisiones totales de dióxido de carbono para 2030. Sin embargo, el reto es todavía más ambicioso para 2050, cuando se pretende eliminarlas por completo.
Como resultado, las fábricas y demás centros de producción necesitan implementar medidas de eficiencia energética. La realidad es que muchas han comenzado a hacerlo. Y tú, ¿tienes listo un plan para la tuya? En este artículo analizaremos las medidas de ahorro y cuidado medioambiental que mayor impacto pueden tener.
Mejores prácticas para conseguir la eficiencia energética en el sector industrial
Maximizar el rendimiento energético en esta área debe dejar de ser un desafío insalvable. Actualmente, existen distintas propuestas de valor para superarlo:
- Digitalización e internet de las cosas. La instalación de sensores en las plantas de fabricación permitirá conocer el gasto energético en tiempo real. De este modo, es posible trabajar sobre este para optimizarlo y, sobre todo, actuar de manera rápida en caso de detectar un pico de consumo.
- Sustitución de luminarias. La potente iluminación necesaria para una fábrica implica un elevado coste en términos de electricidad. Como solución, se propone cambiar todo el sistema por la tecnología led o, en su defecto, de bajo consumo. El ahorro, según cifras del sector, es del 80 % y del 70 %, respectivamente.
- Mejora del mantenimiento preventivo. Cualquier maquinaria que esté funcionando de modo defectuoso requiere un fuerte empuje para efectuar su función dentro de la cadena productora. En consecuencia, el consumo eléctrico sería considerablemente mayor, por lo que el mantenimiento debe ser preventivo y no solo correctivo.
¿Cómo se implementa un plan de eficiencia energética en una empresa industrial?
El IDAE (Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía) indica que estas empresas «han sido uno de los sectores en el que más han incidido las actuaciones orientadas a mejorar la eficiencia energética». Así, ha puesto a disposición de las fábricas el Programa de ayudas para actuaciones de eficiencia energética en PYME y gran empresa del sector industrial (FNEE).
Subvencionado con fondos europeos, otorga capital a las compañías para que sean capaces de implementar su propio plan en este ámbito.
1. Identificación de oportunidades de mejora
Mediante una auditoría con asesoramiento energético para empresas, conviene detectar todos los sistemas e instalaciones sobre los que se puede actuar. Hay que establecer objetivos cuantificables y medibles que sean susceptibles de comparación cuando el plan lleve un tiempo en marcha, así como realizar un análisis del consumo energético global y sectorial.
2. Renovación de maquinaria
Este suele ser el punto más ambicioso, dado que la inversión necesaria es sustanciosa (de ahí que habláramos de las subvenciones públicas). Para medir el consumo de cada parte en la cadena productora, se recurre al estándar OEE (Eficiencia General de los Equipos, por sus siglas en inglés), por lo general.
3. Aislamiento térmico de las instalaciones
La pérdida de calor-frío es uno de los principales desafíos que afronta este sector dentro del tema que abordamos. Hay que actuar sobre distintos elementos, como la protección contra incendios, las puertas y ventanas o las chimeneas. Otros, como los conductos de ventilación o las tuberías, requieren una renovación todavía más profundizada.
4. Incorporación de energías renovables
En la actualidad, las dos fuentes más recurridas son la solar fotovoltaica y la eólica. La primera es la más empleada por la mayor capacidad de aprovechamiento del espacio. La clave está en reducir el consumo de energía primaria no renovable a la vez que se sustituye por una alternativa eficiente.
5. Elaboración de una auditoría energética
El último paso es llevar a cabo una auditoría energética, en los mismos términos que la primera. Esta servirá para dos cuestiones principales:
- Comparar los resultados de consumo obtenidos con los del primer análisis, antes de implementar las medidas.
- Corroborar si se han cumplido los objetivos, en qué grado se ha hecho y cuánto queda por hacer de los no alcanzados.
Los beneficios de aplicar medidas de eficiencia energética en el sector industrial
Como te imaginarás, las ventajas que la sociedad —en general— y la industria —en específico— obtienen gracias a haber efectuado una inversión en este plano son numerosas. Estas son algunas de las más reseñables:
- Incremento en la productividad y la rentabilidad. Una maquinaria más eficaz implica no solo un menor consumo de energía (y, por tanto, un gasto económico inferior), sino también un impulso a la cadena productiva.
- Protección al empleado y prevención de riesgos laborales. El aislamiento térmico aumenta el bienestar de los trabajadores al evitar enfermedades derivadas del frío, las humedades o el calor excesivo.
- Contribución al medioambiente. Las fábricas actuales necesitan demostrar compromiso con el planeta y son un baluarte para conseguir la meta de tener una huella neutra de carbono para 2050.
- Mayor ventaja competitiva en el sector. Una planta productora optimizada es vista como una opción de futuro y, en consecuencia, más atractiva para consumidores, inversores e instituciones públicas.
Mención aparte merece el punto anterior, vinculado a la distinción que organismos oficiales pueden expedir a las fábricas que han alcanzado objetivos en el ámbito que abordamos. Sería interesante en este punto que conocieras las ventajas del certificado energético en edificios y empresas y otros certificados medioambientales.
Medioambiente, sector industrial y eficiencia: una relación más necesaria que nunca
La realidad es que son muchas las medidas que se pueden implementar, empezando por el rendimiento de la energía, un factor clave en la actualidad. Desde hace varios meses, muchos expertos indican que un mayor ahorro de energía ayudaría a combatir la inflación al reducir el coste de producción.
De acuerdo con el Parlamento Europeo, la industria en general ha conseguido reducir las emisiones en un 40 % respecto a los años setenta. Esta es una noticia buena que, sin embargo, sigue sin ser suficiente para las instituciones comunitarias, que han lanzado el «Objetivo 55 en 2030» para seguir reduciendo las expulsiones de CO₂.
En todo caso, el ahorro energético en la industria, como ves, no es una tarea imposible. Más allá, también queda claro que este sector no debe estar en conflicto con las alternativas medioambientales, sino aprovecharse de estas para reducir su gasto y cuidar del planeta. Desde Repsol apoyamos la transición ecológica. ¡Es posible!
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