Los aceites son fundamentales para el buen estado del motor, ya que reducen la fricción en sus componentes internos. Precisamente, son la base de un adecuado mantenimiento y debe cambiarse cuando sea necesario. Por norma general, cada 15.000 kilómetros, pero ¿qué sucede con los aceites long life? ¿Son una buena opción?
Como siempre recomendamos, hay que escoger los mejores productos para el vehículo. Este tipo de aceite es, de hecho, uno de ellos. Pero debes saber que no siempre es aconsejable. Depende de cuál sea tu automóvil. En este artículo desvelamos las claves y te explicaremos en qué se diferencia de otros tipos.
¿Qué es el aceite long life?
Es un tipo de lubricante que se caracteriza por una resistencia significativamente mayor al paso del tiempo. Mantiene un nivel inferior de viscosidad a altas y bajas temperaturas, lo que es muy útil en zonas de clima extremo. De igual modo, sus puntos de inflamación y congelación suelen rondar los 180°C y los -42°C, respectivamente.
Con el objetivo de preservar sus propiedades durante más tiempo, tienen una densidad mayor. Suele rondar los 0,854 gramos por litro, lo que se traduce en un índice de viscosidad superior a 155. Cuanto más estable sea esta última cifra, más tiempo se mantendrá el motor lubricado. Esta es otra de las razones que justifican su mayor duración y lo hacen más rentable.
En cuanto a su funcionamiento, destaca por ofrecer un excelente rendimiento en frío. Está pensado para mantener su fluidez y la adherencia con el motor, incluso a bajas temperaturas. Como consecuencia, el mantenimiento (que no las revisiones) se puede dilatar en el tiempo de manera significativa.